Nos han copiado la idea. Increíble, pero cierto. En
varias ciudades del mundo los responsables de la sanidad pública catalogan los
restaurantes en función de diversas variables que van desde la forma en que se
manipulan los alimentos hasta el control de las plagas, pasando por la higiene
de los empleados, el de los utensilios, etc. Estos inspectores de
sanidad, en base a unos parámetros, conceden una categoría al local que
se refleja en un cartel colocado en la puerta, en la calle, para que desde la
acera sea fácilmente visible. En Nueva York la letra A se otorga a los “más
limpios”, mientras que la C a los “más guarros”. Según dicen, el hecho de tener
la letra A supone una mayor presencia de clientes. En otras ciudades del mundo
también se utiliza un sistema similar que permite a los comensales decidirse a
entrar o no, o hacerse una idea de lo que se van a encontrar.
En uno de los múltiples programas de televisión que se
emiten sobre viajes pudimos ver cómo esta clasificación de letras era utilizada
en varias ciudades de China. Resultaba curioso ver puestos de comida en
mercados con una letra “occidental” en su puerta. Eso sí, las imágenes que
mostraron de los locales “agraciados” con la letra C eran para echar a
correr. No hacía falta ninguna letra para pasar de largo. Pero ¿qué pasaría si esta normativa se impusiera en España? Muchos, queremos pensar, tendrían la letra A, pero también nos tememos que un gran número lucirían la X, la Y o la Z. Y en algunos los inspectores de sanidad no serían capaces de atravesar la puerta. Hay antros que asustan, y sin embargo la gente va. Misterios de la vida.
Hoy donde no hay ningún misterio alguno es en la receta que os vamos a proponer, el arroz chino tres delicias o como queráis llamarle. Hay cuatro formas habituales de "prepararlo":
1º Llamáis a un restaurante chino y que os lo lleven a casa.
2º Bajáis a un restaurante chino y os lo subís vosotros a casa.
3º Vais al supermercado y compráis una bolsa de arroz congelado. Lo ponéis al microondas, o a la sartén y listo.
4º Seguís esta receta que os proponemos, o cualquier otra que esté en internet y os lo curráis un poco. Es más costoso, pero el resultado no tiene nada que ver.
Ingredientes. Arroz, huevo, gambas, guisantes, zanahoria, jamón york, brotes germinados y salsa de soja.
Sólo falta el jamón york |
Primero. Vamos a preparar el arroz blanco. Ningún secreto, que no os mareen. Agua hirviendo con un poco de sal y aceite. Echamos el arroz. Lo vamos probando y cuando esté a nuestro gusto lo retiramos, lo colamos y lo enfriamos bajo del chorro del grifo. Reservamos. Mientras hemos preparado una tortilla francesa.
El arroz debe reposar |
A la vez preparamos el arroz y la tortilla |
La tortilla la trocearemos a cubitos |
Segundo. Ponemos la zanahoria pelada a hervir. Sin que acabe de ponerse blanda la retiraremos del agua y la cortaremos a cubitos (esperad a que enfríe u os quemaréis).
La zanahoria ya cortada con los guisantes que han salido directamente de la lata |
Ya ha aparecido el jamón york |
Tercero. Una vez las gambas (hemos comprado gambitas peladas congeladas) estén descongeladas, las pondremos en una sartén con poco fuego. Cuando estén casi hechas añadiremos a la paella el resto de ingredientes. Primero los brotes germinados, con la zanahoria y los guisantes. Es el momento de añadir un chorrito, o una cucharada de la salsa de soja.
Cuarto. Vamos a incorporar el arroz, la tortilla y el jamón york. Unas vueltas para que el arroz se sofría un poquito, rectificamos de sal y ya está.
Lo vais probando hasta que quede a vuestro gusto |
En esta ocasión ni lo emplatamos. Directamente a la fiambrera, a la nevera (cuando enfríe) y al día siguiente a la oficina. Comida completa, sana, fácilmente transportable.
Es trabajo, la verdad, pero queda muy bien y está exquisito. Pero si aún no os atrevéis, en la zona de refrigerado-congelado de los supermercados tenéis una gran variedad.
Hasta la próxima
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