¡Ya somos europeos! Todas las ciudades cuentan ya con muchos kilómetros de carril bici. Los políticos ya pueden fotografiarse en la inauguración, ponerse medallas por lo ecologistas que son, publicar cientos de folletos alabando sus infraestructuras... pero la realidad es que la gran mayoría de estos kilómetros de carril bici no son otra cosa que cuatro rayas pintadas sobre las aceras. Mirad el suelo que pisáis y lo veréis. En todas las ciudades es lo mismo.
Realmente, ¿estas cuatro rayas pintadas en el suelo se puede decir que son carriles bicis?. Pues lo mismo pasa con la restauración. El bar de la esquina por el mero hecho de llamarse gastrobar no cambia nada (bueno si, los precios), ni tampoco cambia la calidad de los bocadillos por escribirlos en la carta con singlas (L-1: lomo, queso; L-2: lomo, tomate... P-2: pollo y mayonesa), menos aún varía la calidad del producto por servirlo sobre un trozo de pizarra (lo único que sufre es nuestra paciencia); ni se sirven mejor las mesas por ir todos los camareros de negro; ni el café es más bueno por acompañarlo de una galletita, ni nada de nada. Las cosas por su nombre y sin chapuzas. ¡Que vuelva el bar de tapas y bocadillos! Pero bocadillos con nombre y apellidos, sin esconderse: tortilla de patatas con alioli, longanizas con tomate, sepia con salsa verde, lomo y queso... En la restauración queda muy mal querer parecer lo que no se es, o creerse cualificado para un destino superior.
Donde no hay trampa ni cartón es en la receta que hoy os proponemos, una tapa de las de toda la vida que podéis preparar en casa sin ninguna dificultad: gambas al ajillo.
Ingredientes: Gambas bien descongeladas (se da por supuesto que no vais a comprar gambas frescas y pelarlas), ajos, guindilla, pimentón rojo dulce y buen aceite de oliva.
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Las gambas congeladas las encontráis en cualquier supermercado de diferentes tamaños. A vuestro gusto |
Primero. Descongelamos con paciencia las gambas. Pelamos los ajos y los cortamos en láminas, finas o no a vuestro gusto. Hablando de ajos. Nunca les damos la importancia que tienen y la verdad es que se trata de un ingrediente fundamental en muchas recetas por eso "cocina para novatos" no entiende cómo cada vez es más difícil de encontrar un ajo de calidad. Un producto tan básico acabará convirtiéndose en un producto delicatessen, al tiempo.
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La guindilla es opcional |
Segundo. En una paella ponemos un buen aceite de oliva. En esta receta sí que influye, y mucho, la calidad del aceite. Cuando el aceite esté caliente echamos una guindilla (es opcional, a los que no les guste mucho el picante con los ajos tendrá bastante) y después los ajos. Dejamos que se sofrían bien.
Tercero. Cuando el ajo ya haya cogido color, añadimos las gambas. Fundamental. Deben estar bien escurridas, sin agua. Es el momento de agregar un poco de pimentón dulce, más que nada para que dé color. Un par de minutos, dependerá del tamaño de las gambas, y ya está. Opcional, echarles perejil picado antes de servir.
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Id preparando el pan |
Ya está, servir bien calientes y con una buena ración de pan. Ahora os vais a dar cuenta de la importancia de utilizar un buen aceite.
¿Fácil? Lo siguiente. No lo dudéis. están espectaculares.
Hasta la próxima.