viernes, 28 de octubre de 2016

Paella valenciana al 100 por 100


Proliferan como setas y no estamos hablando de los diputados del PSOE que primero decían NO es NO a Rajoy y ahora se abstienen escondiéndose tras sus escaños, (esas poltronas que tienen miedo de perder si hay unas terceras elecciones), nos referimos a los certámenes y concursos de tapas. Parece ser que las Diputaciones y los Ayuntamientos no tienen otra idea mejor para ¿fomentar el consumo?, ¿dar a conocer la gastronomía del lugar? que organizar distintos eventos en los que se invita a participar a los bares y restaurantes de la localidad. Eso sí, hay que justificase, hay que currárselo un poco elaborando un par de muestras en las que, por lo menos en una sea obligatorio utilizar un producto de la tierra, desde los caracoles, alcachofas, queso de la zona, mejillones, sardinas, azafrán, naranja, etc, etc. Además estos certámenes, concursos, rutas o como quieran llamarse se “adornan” de unos vistosos folletos con todo tipo de explicaciones y unos formularios, fichas, en los que los comensales incluso votan a la mejor tapa con lo que se ganan el derecho para participar en un concurso en el que podrán ganar fenomenales premios. Hasta ahí nada que objetar.

Por supuesto que “Cocina para novatos” está a favor de todo lo que sea comer bien. Nuestra “queja” viene después, cuando pasadas unas semanas de la finalización de estos certámenes gastronómicos volvemos a visitar los bares. Decepción total. ¿Qué ha sido de ese bar que, dentro de su modestia, ofrecía esas tapas tan elaboradas? Sencillamente había sido un espejismo. En la grandísima mayoría de las ocasiones nos vamos a encontrar con la misma oferta de siempre. El intento se queda en tan sólo eso, un intento.

Hoy vamos a daros la versión de nuestra paella valenciana. No entramos a debatir cuál es la receta de la auténtica pues entendemos que es un tema anecdótico. Lo que si hay que tener claro es que no se pueden rebasar unos límites, que a nadie se le ocurra poner chorizo, o frankfurts, o pulpo, o chocolate o garbanzos, o pasta de dientes... A lo mejor con esos ingredientes también está buena, pero ya no estamos hablando de paella valenciana.

Ingredientes: Pollo (un par de alas y un cuarto trasero troceado), costilla de cerdo, judía verde plana, pimiento rojo y verde, guisantes, tomate, colorante y arroz.

Falta el arroz , los guisantes y el ajo

Primero. Ponemos aceite de oliva a calentar en la paella. Cuando tenga temperatura añadimos la carne que habremos previamente salado.

No hay que pasarse con el aceite
Sin prisas, que se dore bien 





Segundo. Cuando la carne esté frita, no quemada, es el momento de añadir los trozos de pimiento rojo y verde; y el ajo troceado pequeño. Unos "meneos"  y dejamos unos minutos.

El corte del pimiento es al gusto del consumidor



Unos meneos no van mal














Tercero. Habrán pasado unos minutos y es el momento de añadir el tomate. Esperamos y ponemos los trozos de judías verdes y los guisantes. Dejamos que todo sofría otros minutos. No hay que ser impacientes.



Con este plato hay que tener paciencia

Cada vez se parece más a la paella valenciana

Cuarto. Cuando veamos que el tomate ya está frito es el momento de añadir el agua. La tradición marca que debe llegar hasta los tornillos que sujetan las asas. Eso era antes, ahora ya no hay ni tornillos.


Ha llegado el momento de añadir el agua
Más o menos así

Quinto. Ahora es cuando se debe tener realmente paciencia. Desde el momento en que comience a hervir hasta echar el arrroz deben transcurrir aproximadamente entre 25 y 30 minutos. Es la clave del éxito.


Ya ha comenzado a hervir
Antes de poner arroz, el colorante
















Sexto. La dificultad viene ahora. ¿Cuánto arroz ponemos?. No hay una respuesta única, dependerá del tamaño de la paella, pero en principio por persona está bien con una cantidad equivalente a un poco más de 1/2 vaso. Lo que tenéis que tener claro que el arroz va a aumentar mucho su volumen e interesa que se consuma el caldo pero que no se quede sin él. Si la primera vez no os sale bien, no desesperéis, volved a intentarlo. El arroz se reparte por toda la superficie y no se toca más. Es fundamental: no se vuelve a tocar.

El arroz antes de ser repartido, escampado

Séptimo. Cuando el caldo se haya consumido, cosa que dependerá de la intensidad del fuego y del tipo de arroz, retiraremos la paella del fuego (vitro o lo que sea) y la dejaremos reposar (cubierta por un trapo limpio) unos minutos.  Y ya está, a comer.


El fuego no tiene que estar a lo "máximo"

El resultado final

Evidentemente habrá quien dirá que esta no es la receta de la auténtica paella valenciana porque lleva costilla y pimiento. No hagáis caso. No existe una receta exclusiva de la auténtica paella valenciana. Mientras no se pongan cosas raras, será paella valenciana.

A atreverse.

Hasta la próxima.

lunes, 17 de octubre de 2016

Auténtica sopa castellana

Otros cerebros. No nos estamos refiriendo a los que han dado el premio Nobel de literatura a un cantante, nos referimos a los que han pensado que lo mejor para reducir el consumo entre los jóvenes de las bebidas azucaradas es subir mucho su precio. ¡Qué tios!. Si las bebidas azucaradas, llámense coca-cola, pepsi-cola, fanta... son tan perjudiciales para el organismo lo que hay que hacer no es subirles el precio, es sencillamente informar a la gente de las muchas consecuencias negativas que tiene para la salud su consumo. Pero claro, esto chocaría frontalmente con los intereses de esas megamultinacionales, y eso no se puede permitir. Para nuestros dirigentes lo más práctico es subir el precio así con la excusa de adoptar medidas en bien de la sociedad, podrán seguir recaudando más impuestos sin que las empresas pierdan ni un céntimo. Esta misma idea genial ya la han llevado a la práctica con el tabaco y el alcohol y no ha dado resultado, su consumo se mantiene.  

Si los tiros van por ahí "Cocina para novatos" les propone otros campos en los que dar rienda suelta a su "inteligencia". Si no queremos que hayan víctimas de accidentes de tráfico, subimos mucho el precio de los coches y así casi nadie se los podrá comprar, casi nadie circularía y casi nadie se la pegaría. Si queremos evitar que los jóvenes hagan botellón, pues subimos el precio del alcohol hasta límites insospechados y ya está; o los cubitos a 100 euros. Si queremos que se consuma más verdura y menos carne, pues fácil: El kilo de lomo a 200 euros y la lechuga a 5 céntimos y ya veréis cuantos vegetarianos a la fuerza habrá. Aunque hecha la ley, hecha la trampa, seguro que habría un mercado negro de carne. 

Para olvidarnos de estos políticos-cobradores del frac vamos a preparar una sopa castellana que entra muy bien si hace frío y si no lo hace.

Ingredientes.  Para el caldo: Un esqueleto de pollo, un muslo, unas zanahorias, un hueso de jamón y un puerro. Para la sopa (no os liéis, luego lo entenderéis): ajos, taquitos de jamón, pan y huevo.

Primero. Preparamos en la olla exprés un caldo de pollo. Para ello añadimos la zanahoria, el puerro, la carcasa de pollo, un muslo y el hueso de jamón. Un poco de sal y unos 25 minutos al fuego. Reservamos el caldo para luego, incluso para el día siguiente o el que queráis.

Las verduras
Ya está el pollo. Agua, sal y a esperar











Segundo. Vamos a preparar la sopa castellana propiamente dicha. Empezamos pelando unos ajos, y cortándolos en láminas. Los ponemos a sofreir en la cazuela con poco aceite. Seguidamente añadiremos los taquitos de jamón. Un par de minutos serán suficiente. Mientras, habremos tostado, horneado, o sanwicheado, unas rebanadas de pan. Cuando el jamón y los ajos ya hayan cambiado de color, agregamos a la misma cazuela el pan tostado y troceado a lo basto. Echamos una cucharadita de pimentón dulce y damos unos buenos "meneos".

El ajo laminado y el jamón

El pan tostado esperando su momento

Lo primero en entrar al fuego: los ajos

El jamón le va a todo

El pan lo troceamos sin miramientos

El pimentón dulce, pero si queréis picante allá vosotros

Tercero. El caldo colado, lo pondremos a hervir. Cuando lo haga lo verteremos en la olla en la que están el jamón y sus amigos. Dejaremos que todo hierva junto unos 15 minutos.


El caldo todavía no había comenzado a hervir

El caldo ya ha sido volcado a la olla. A esperar

Cuarto. Importante. Vamos a añadir un huevo escalfado. Para ello ponemos agua a hervir y cuando esté en plena ebullición añadimos con mucho cuidado el huevo sin cáscara. En dos o tres minutos estará listo. 





Aquí haremos los huevos
Aunque no se vea bien, hay un huevo dentro






Quinto. Emplatamos. La sopa castellana y el huevo en medio. A comer.

Como siempre, la foto es pésima


Aunque parece que este año también va a tardar en llegar el frío, podéis animaros y prepararla. Está buena.

Hasta la próxima.

lunes, 10 de octubre de 2016

Gambas al ajillo

¡Ya somos europeos! Todas las ciudades cuentan ya con muchos kilómetros de carril bici. Los políticos ya pueden fotografiarse en la inauguración,  ponerse medallas por lo ecologistas que son, publicar cientos de folletos alabando sus infraestructuras... pero la realidad es que la gran mayoría de estos kilómetros de carril bici no son otra cosa que cuatro rayas pintadas sobre las aceras. Mirad el suelo que pisáis y lo veréis. En todas las ciudades es lo mismo. 



Realmente, ¿estas cuatro rayas pintadas en el suelo se puede decir que son carriles bicis?. Pues lo mismo pasa con la restauración. El bar de la esquina por el mero hecho de llamarse gastrobar no cambia nada (bueno si, los precios), ni tampoco cambia la calidad de los bocadillos por escribirlos en la carta con singlas (L-1: lomo, queso; L-2: lomo, tomate... P-2: pollo y mayonesa), menos aún varía la calidad del producto por servirlo sobre un trozo de pizarra (lo único que sufre es nuestra paciencia); ni se sirven mejor las mesas por ir todos los camareros de negro; ni el café es más bueno por acompañarlo de una galletita, ni nada de nada. Las cosas por su nombre y sin chapuzas. ¡Que vuelva el bar de tapas y bocadillos! Pero bocadillos con nombre y apellidos, sin esconderse: tortilla de patatas con alioli, longanizas con tomate, sepia con salsa verde, lomo y queso...  En la restauración queda muy mal querer parecer lo que no se es, o creerse cualificado para un destino superior.

Donde no hay trampa ni cartón es en la receta que hoy os proponemos, una tapa de las de toda la vida que podéis preparar en casa sin ninguna dificultad: gambas al ajillo.

Ingredientes: Gambas bien descongeladas (se da por supuesto que no vais a comprar gambas frescas y pelarlas), ajos, guindilla, pimentón rojo dulce y buen aceite de oliva.

Las gambas congeladas las encontráis en cualquier
supermercado de diferentes tamaños. A vuestro gusto


Primero. Descongelamos con paciencia las gambas. Pelamos los ajos y los cortamos en láminas, finas o no a vuestro gusto. Hablando de ajos. Nunca les damos la importancia que tienen y la verdad es que se trata de un ingrediente fundamental en muchas recetas por eso "cocina para novatos" no entiende cómo cada vez es más difícil de encontrar un ajo de calidad. Un producto tan básico acabará convirtiéndose en un producto delicatessen, al tiempo. 

La guindilla es opcional


Segundo. En una paella ponemos un buen aceite de oliva. En esta receta sí que influye, y mucho, la calidad del aceite. Cuando el aceite esté caliente echamos una guindilla (es opcional, a los que no les guste mucho el picante con los ajos tendrá bastante) y después los ajos. Dejamos que se sofrían bien.

















Tercero. Cuando el ajo ya haya cogido color, añadimos las gambas. Fundamental. Deben estar bien escurridas, sin agua. Es el momento de agregar un poco de pimentón dulce, más que nada para que dé color. Un par de minutos, dependerá del tamaño de las gambas, y ya está. Opcional, echarles perejil picado antes de servir.

Id preparando el pan
Ya está, servir bien calientes y con una buena ración de pan. Ahora os vais a dar cuenta de la importancia de utilizar un buen aceite.

¿Fácil? Lo siguiente. No lo dudéis. están espectaculares.

Hasta la próxima.