lunes, 29 de agosto de 2016

Helado de "flanin" con aroma a vainilla

¡En peligro de extinción! No hablamos de las focas, ni del lince ibérico. Nos referimos a las pescaderías. Las pocas que quedan parece que estén esperando a que su propietario se jubile para echar el cierre definitivo. Han intentado reinventarse incorporando otra gama de productos como latas, congelados, elaborados... pero ni por esas. Sus días, están contados y de nada vale resistirse. En el momento en que las grandes cadenas de supermercados apostaron por vender pescado fresco se firmó su sentencia de muerte. ¡Es lo que hay!. La mayoría prefiere poder hacer la compra en un único establecimiento, tal vez por falta de tiempo o tal vez por comodidad, da igual. 

No es de extrañar que pronto asistamos a otros cierres en cadena en otros sectores: las panaderías. ¡Qué pocas quedan en las que se haga el pan! La invasión de los locales conocidos coloquialmente como "chinos" más la venta también a bajo precio en los supermercados están llevando al cierre de muchas panaderías. Llegaremos a un extremo en que comer pan hecho por un panadero se convertirá en una "delicatessen" sólo reservada para días de fiesta. Las pocas panaderías-panaderías que aguantan es porque se han reconvertido también a cafeterías en las que puedes comprar el pan, tomarte un café, pedir un helado, leer el periódico ¡en papel!, ver la tele... A este paso, por la tarde se transformarán en pubs y por la noche en discoteca. Y esto no acaba aquí, las carnicerías se resisten camaleónicamente en sus trincheras pero los grandes supermercados no paran de avanzar. ¡Al loro!.

Que mal rollo ha dejado esta introducción, vamos a endulzarnos preparando un helado de "flanin" con aroma a vainilla. Refrescante, sano y natural.

Ingredientes: Un litro de leche, azúcar (un tazón grande más o menos), un sobre de "flan en polvo", lo amarillo de la corteza de limón, una ramita de canela y esencia de vainilla.


Los ingredientes son fáciles de encontrar 

Primero. Ponemos a calentar la leche con la rama de canela y unos trocitos de la piel amarilla del limón, dicen que lo blanco amarga. No usamos el litro, reservamos un poco para mezclarlo con el flanin.


A fuego medio

Segundo. Mientras la leche va cogiendo temperatura, llenamos un tazón con azúcar al que añadimos el flanin en polvo (un sobre de los que vienen en la cajita). Removemos bien. Cuando esté todo bien mezclado echamos el poco de leche que hemos reservado y formamos una pastita.



El azúcar con el flanin
El azúcar sólo







El azúcar, el flanin y la leche, todo removido.

Tercero. Vertemos la pastita de azúcar, leche y flanin en la olla y removemos durante todo el rato para que no se formen grumos. Cuando veamos que está a punto de hervir añadimos unas gotas de esencia de vainilla. Lo probamos, si no está suficientemente dulce se añade más azúcar y seguimos dándole vueltas. Esperamos a que arranque a hervir y lo quitamos del fuego. Esperamos a que se enfríe. Lo colamos y lo ponemos en el bol o recipiente que quepa en el congelador.


Hay que darle vueltas con la varilla

Sólo empiece a hervir lo retiramos del fuego
Ya está, no hay más secreto. En esta ocasión vamos a probar a congelarlo dentro de unos vasos de plástico mono-dosis para ahorrarnos luego el trabajo de partirlo cuando está congelado. 


Al congelador, con tapa por supuesto


Novatos, animaros, es muy fácil y está de muerte.

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