viernes, 25 de marzo de 2016

Risotto de boletus

¡Ya hay acuerdo! Por fin nuestros diputados ya han tomado una decisión consensuada: Han votado por unanimidad el concederse unas vacaciones de Pascua de nada más y nada menos que de tres semanas. Ojo al dato,  21 días de vacaciones por no haber hecho nada de nada. Está claro que los negociadores de los partidos que están intentando llegar a acuerdos sí que han trabajado, pero el resto ¿qué hacen?. Nunca se sabrá. Han ido un par de días para abroncar o aplaudir a Sánchez (según lo que les mandaran) y ya está. A casa y a cobrar. ¿Es ilegal? Por supuesto que no. Faltaría más, si ellos mismos son los que hacen las leyes y sus normas no van a ser tan "burros" de equivocarse. Lo que sí que tienen que tener claro nuestros políticos es que la gente no es tonta y parece que no se den cuenta de que llueve sobre mojado. Que no se extrañen si a las próximas elecciones no va casi nadie a votar, aunque a ellos realmente que les importa, mientras se voten ellos a sí mismos seguirán saliendo. 

"Cocina para novatos" no quiere entrar en temas políticos, pero es que al final te obligan. La última: los parlamentarios que se han quedado en el paro tienen derecho a cobrar una indemnización del Congreso por cese. Dejando de lado que la cantidad es mayor que la que le correspondería a un trabajador "normal", no se entiende como una persona que sin ser médico llegó a ministra de Sanidad, (se entiende pues que sería por su capacidad directiva, organizativa, conocimiento de la administración, etc),  tenga problemas ahora para encontrar trabajo. O sea, que era buena para ministra pero en el sector privado no la quiere nadie, o es que ¿realmente ni siquiera se ha molestado en buscar trabajo?.

Bien no nos enfademos que llega el fin de semana y como casi seguro que vais a tener más tiempo para cocinar os proponemos un risotto de boletus (setas en conserva) que está buenísimo. Novatos, atreveos que no es nada complicado sólo requiere paciencia.

Ingredientes: Cebolla, taquitos de jamón, vino blanco, caldo de pollo (en esta ocasión volvemos a recurrir al tetra-brick), queso parmesano, setas en conserva (una mezcla de diversas variedades) y el arroz (elegimos el arborio porque en todos sitios dicen que es el mejor para los risottos. Lo encontráis sin dificultad en cualquier gran superficie, igual que las setas).

Falta el ingrediente básico: la paciencia


Primero. Ponemos el caldo a calentar y a la vez vamos preparando el sofrito de cebolla cortada muy fina. Cuando la cebolla esté blandita es el momento de añadir los taquitos de jamón. Enseguida cambiarán de color. Es la señal para que echéis los boletus, las setas, bien escurridas y cortadas a trozos "comestibles".


Segundo. Mientras se sofrien las setas y se combinan con el jamón y la cebolla vamos a preparar en un plis-plas un crujiente de parmesano para acompañar al plato. Sobre un papel de cocina esparciremos el queso rallado, que quede fino. Encendemos el horno arriba y abajo, ponemos a 180 grados unos minutos y cuando veamos que cambia de color, retiramos y reservamos.

Cuando enfría queda crujiente y se rompe fácilmente



















Tercero. Cuando las setas estén en su punto (dos o tres minutos habrán sido suficientes) añadimos a la cazuela un vaso de vino blanco. Esperamos a que se evapore el alcohol. Ha llegado el momento de demostrar músculo. Añadimos el arroz, todo, para unas cuatro personas de buen comer, entre 300 y 400 gramos. Damos un meneo al arroz para que se compenetren todos los ingredientes y comenzamos a poner caldo poco a poco.


Acabamos de echar el vino blanco
El arroz, sin caldo. Damos unas vueltas para ir calentando


Cuarto. Vamos añadiendo el caldo poco a poco. Es decir echamos un cucharón y removemos a ritmo constante, cuando veamos que el arroz ha absorbido todo el caldo, volvemos a añadir otro poco, y así así. En unos 20 minutos el arroz debe estar en su punto.


La gracia está en no cambiar de ritmo



Quinto. Casi al final podéis poner queso rallado y si lo queréis más cremoso incluso podéis poner un poco de mantequilla, opcional y a vuestro gusto. Cuando no os quede más caldo o el arroz ya esté a vuestro gusto, lo retiráis del fuego y lo dejáis reposar 5 minutos.


El queso nunca sobra
Probad a hacerlo. Parece complicado pero es muy fácil. Además no es como el otro tipo de arroces que deben estar en su punto. Aquí si se os pasa siempre podéis decir que el risotto es así, cremoso.

El resultado final. Buenísimo

Hasta la próxima




lunes, 21 de marzo de 2016

Habitas bien acompañadas

¡Viva la fiesta! Si Sevilla tiene su Feria de abril, Tenerife y Cádiz su Carnaval y Pamplona su San Fermín, Valencia no se queda atrás con sus Fallas. Da igual que la Unesco no las declare Patrimonio inmaterial de la humanidad, qué más da, la gente seguirá acudiendo año tras año en masa para vivir la fiesta más "barroca" y colorida del planeta. Todo es exageración, ruido, pólvora, fuegos artificiales, ofrendas, conciertos,... y comer, pero no creáis que se come paella, no. Lo que más abunda son las churrerías. Sí, los churros y los buñuelos de calabaza. En cada esquina encontraréis una churrería y a gente haciendo cola para comprar. No paran. No es la fiesta del fuego, es la fiesta del colesterol. Aceites fritos y refritos (no esperéis encontrar aceite de oliva virgen), churros, porras, buñuelos, chocolate... todo ligero. Pero que más da, un día es un día. La pregunta es, si tanto les gustan los churros ¿por qué no los comen el resto del año? ¿por qué unas comidas están siempre tan limitadas a unos días del año?. Por ejemplo: quién come turrón más allá de Navidad, o quién come gazpacho en invierno, torrijas en otoño, castañas asadas en verano, helados en diciembre... si ahora, en este mundo global en el que vivimos, podemos encontrar cualquier tipo de frutas y verduras en todas las estaciones y durante casi todo el año gracias al aire acondicionado tenemos los hogares a la misma temperatura, por qué seguimos comiendo unos determinados alimentos tan sólo en unas fechas señaladas. 

Aunque el precio que haya que pagar por ver las fallas es regresar a casa oliendo a croqueta, el sacrificio vale la pena. Os dejo algunas muestras.




Sin palabras, ni en la vida real, ni en Fallas

Los churros van que vuelan. Exito total

Tremendo plato también es el que hoy os proponemos. Unas habitas acompañadas entre otros de panceta y ajos tiernos. ¡Para tirar cohetes!. Los ingredientes a utilizar son los que veis en la imagen, nada difícil de encontrar: Cebollas, tomate, taquitos de jamón, panceta, una morcilla de cebolla, vino blanco y las habitas. Los ajos tiernos no quisieron salir en la foto.

Qué bien posan para la foto

Primero. Las habitas las prepararemos al vapor. Se sacan de la bolsa y se ponen en la vaporera, sin no tenéis las hervís y ya está.

Parece ser que si se hacen así mantienen
 mejor sus propiedades

Segundo. Cortamos la panceta a tacos y la sofreímos, cuando esté casi hecha añadimos la cebolla. Una vez todo frito, lo reservamos para después. 

Este aceite no es "refrito"
Reservamos, es decir apartamos a un lado




Tercero. En el mismo aceite que se ha sofrito la panceta, añadimos la cebolla cortada a trocitos y los ajos tiernos que también habremos cortado al tamaño, más o menos de las habitas. Esperamos unos minutos a que se sofría la verdura antes de echar los taquitos de jamón.



Cuarto. Es el momento de añadir el tomate y los trozos de panceta que habíamos reservado. Unos minutos y ya podemos echar las habas, junto a estas un chorro de vino blanco y dejamos que se evapore el alcohol. 




Quinto. Lo único que queda es volver a poner la morcilla y dejar al fuego unos minutos para que todos los ingredientes se "conjunten". Ya está. No hay más secreto.


Aún falta que pasen varios minutos. Pero el resultado es algo parecido

No es que el plato sea muy ligero, pero al tener las habas no se hace demasiado pesado. Probadlo y veréis como os gusta. Si todavía no os atrevéis, no pasa nada, en la sección de refrigerados encontraréis platos precocinados que están muy buenos. Además, ahora en casi todos los súpers venden sanwichs preparados baratísimos. De hambre no os tenéis que morir.

Hasta la próxima.


viernes, 18 de marzo de 2016

Arroz caldoso con pollo y costilla

¡Stop a las modas ! Lleva tiempo y parece que aún le queda vida. No estamos hablando de ningún octogenario, nos referimos a la moda de los gin-tonics. "Cocina para novatos" nunca habría podido pensar que un combinado tan simple, en esencia únicamente ginebra y tónica, diera tanto de sí. Sus seguidores han adquirido la condición de fanáticos religiosos, saben de marcas de ginebra, de sus tipos, de sus sabores e incluso de los colores. Hablan de la tónica con mucha soltura y suficiencia aunque realmente no tienen ni idea de su composición. Se atreven a discutir sobre qué cítrico es el mejor para acompañarla, qué vaso es el más idóneo e incluso llegan a afirmar que el sabor de un gin-tonic gana mucho si se utilizan serpentines  o cucharas trenzadas para añadir la tónica. Se venden kits completos que incluyen desde rayadores de limón (o lima) hasta, botecitos con seis o siete pimientas diferentes. Ojo, señores que mañana es el día del padre y es uno de los regalos que más se está vendiendo (siempre será mejor que una corbata). Se publican libros y ¡además se venden! que lo explican todo convirtiéndose en verdaderas biblias para sus "creyentes". Ya llevamos años así y la cosa parece que no tiene fin. Nosostros nos preguntamos, cómo surgió esta moda, quién la impulsó, realmente obedece a los gustos de la gente o se trata de otra gran campaña orquestada por las multinacionales de las bebidas. Desde aquí nos solidarizamos con el vodka con limón, el ron con cola y el whisky con naranja, ¡ánimo chavales, no os desmoralicéis, seguro que volverán tiempos mejores!.

Donde no pasan las modas es en el arroz caldoso. Un auténtico manjar se mire por donde se mire. Hoy vamos a prepararlo con pollo y costilla de cerdo. Fácil, pero exquisito.

Ingredientes. No habría ya que ni ponerlos, pero vamos a ello: Arroz, pollo (una ala, un muslo y contramuslo), 6 ó 7 trozos de costilla, tomate rayado, pimiento rojo o verde, guisantes, judías verdes, alcachofas y en esta ocasión también añadimos unos tirabeques. 

Primero. La clave del éxito está en el sofrito. Ahí reside el éxito o fracaso del plato. La carne debe estar hecha, sin prisas, pero que no quede cruda.

La carne acabada de poner al fuego
El pollo y la costilla ya están cogiendo color


Segundo. Mientras se sofríe el pollo y la costilla preparamos la verdura. Limpiamos bien la alcachofa y la ponemos con agua y unas gotas de limón para que no pierda color.  

Faltan los tirabeques. Olvido del fotógrafo
La alcachofa está cortada a cuartos


Tercero. Cuando la carne está al punto añadimos la verdura y el tomate. Primero el pimiento y el ajo y después las judías y los guisantes. Esperamos unos minutos a que los ingredientes se "compenetren" antes de añadir el agua y el colorante. El agua debe estar a temperatura ambiente, no hace falta calentarla.






Cuarto. Paciencia. Que todo hierva entre veinte minutos y media hora. Mientras podéis ir a ver la tele.


Aquí ya se ven los tirabeques antes de arrancar a hervir
Quinto. Echamos el arroz. No hay que pasarse con la cantidad, no estamos haciendo paella. Dependiendo del tipo de grano tardará unos minutos más o menos, seguid las indicaciones del fabricante, aunque es mucho mejor ir probando cada ratito. No interesa que esté "pasado", blando. Por lo que es conveniente que unos minutos antes se apague el fuego y se acabe de cocer sólo con el calor.


El resultado final


Ya sabéis, atreveos, es muy fácil y quedaréis como señores.

Hasta la próxima. Feliz día del padre.(Si podéis, salid mañana a comer por ahí).









viernes, 11 de marzo de 2016

Ensalada de bonito y guindilla

¡Somos otro más en la familia! Ya ha llegado el gastrobar a todos los rincones de España. Sí señores un nuevo tipo de local que pretende ser la "repera" y que no pasa de ser una versión modernizada del bar clásico de tapas. Según se anuncian parece que vayamos a encontrarnos con el no va más, pero no os hagáis falsas esperanzas. Más fachada que contenido. En principio la definición se corresponde con un local de tapas y platos de autor al frente de cuya cocina se encuentra un reconocido profesional todo ello en un ambiente informal y moderno. El objetivo sería ser el punto de encuentro después del trabajo para picar algo de calidad o un local donde probar unos platos un poco diferentes, atrayentes, con un buen vino o cerveza. Esa es la teoría: originalidad apoyada en un producto de calidad, buen cocinero y local de diseño informal pero sin ser super-pijo. Desgraciadamente la realidad que nos devuelve la calle es otra bien distinta: las tapas de siempre, mejor o peor cocinadas, servidas en platos cuadrados, cazuelitas o vasijas, sin mayor gracia. Sus días están contados, no los de las tapas que nunca morirán, sino lo de poner nombres pedantes a locales de toda la vida. Lo mismo pasa con el lounge bar, el lobby bar, el after-hour, el gintonic club,... bares y pubs, y punto. Las cosas hay que llamarlas por su nombre.

Donde no tenemos discusión ninguna es en llamar ensalada al plato que lleva lechuga, tomate y algo más. En esta ocasión vamos a preparar una ensalada de bonito en escabeche con guindilla. No os asustéis, queda fresca y ligera.

Ingredientes: Lechuga (bolsa del súper por lo que no debéis ni perder tiempo en limpiarla), pepino, tomate, maíz  (lata), bonito en escabeche, guindilla, pipas de calabaza, aceite y sal.

No hace falta indicar en que tienda se han comprado

Primero. Cortamos en cubitos (o algo parecido) el tomate y el pepino. También se corta la guindilla en trozos pequeños.

La guindilla entera
La guindilla cortada











Segundo. En esta ocasión preparamos las ensaladas en boles individuales. Cortamos la lechuga en trozos más pequeños, más o menos uniformes, pues en el sobre viene en trozos grandes y muy desiguales. Ponemos una poca en cada bol.


Tercero. Añadimos el maíz, el bonito (sin la lata, y escurrido), el tomate, el pepino, la guindilla y unas pipas de calabaza que le dan un toque crujiente (pueden ser pipas de girasol). Un poco de sal y aceite. Removemos y a comer.

Se puede mejorar mucho con unas anchoas por encima
Fácil, fácil, y sabroso, sabroso. No hace falta que sea verano para comer ensaladas y además el comprar la lechuga en sobre nos lo hace mucho más cómodo. Para vagos.

Hasta la próxima.

lunes, 7 de marzo de 2016

Salteado de gambas con ajetes y alcachofas

¿Qué pasa con las cabezas del pulpo? Esta pregunta parece una tontería y, efectivamente lo es. Aunque si nos paramos a pensar nadie ha sido capaz de responderla. Cuando vais a un bar y pedís pulpo a la gallega ¿os ponen la cabeza?. Verdad que no. Y entonces, qué se hace con ella. Imaginad los miles y miles de raciones de pulpo a la gallega que se sirven en España en un día: raciones, tapas o platos con las patas del cefalópodo cortaditas con su pimentón un poco de sal  y su chorro de aceite. Pero entonces, dónde están las cabezas, ¿existe un mercado negro? ¿desaparece al hervirla?, ¿simplemente se separa y se tira?, ¿se aprovecha para otros platos?, ¿se utiliza en cosmética?, ... sea como sea, vamos a averiguarlo, porque sólo faltaría que fuera un manjar y nos lo estuviéramos perdiendo.

Menudo cabezón, como para tirarlo

El misterio que ya ha sido desvelado es el de las patas de los pollos. Desde hace años la Unión Europea ha prohibido su venta en Europa, y eso que para muchos era un producto que tenía la condición de delicatessen. Con este medida, si alguien quiere comerlas tendrá que cuidar sus propios pollos o gallinas y después matarlos sin que se entere la Merkel. Pero ojo, que nadie vaya a pensar que tiran a la basura y punto. ¡Error!. Se congelan y se envían a China, sí a China donde están consideradas una auténtica exquisitez. Sólo un dato, al año allí se consumen nada más y nada menos que 500.000 toneladas. Preocupante, no el número, sino que si son malas para los europeos, ¿por qué son buenas para los chinos? ¿Nos vuelven a engañar a nosotros, o engañamos nosotros?

Qué monas, todas envasaditas

Una receta que no tiene ningún misterio es la que hoy vamos a preparar: un salteado de gambas con ajetes y alcachofas. Lo simple es bello.

Ingredientes: Gambas peladas congeladas (hay que descongelarlas evidentemente), cuatro alcachofas (si son tres no pasa nada), ajetes (ajos tiernos) y un poquito de jamón. 




Primero. Limpiamos las alcachofas, las cortamos y las ponemos en un bol con agua, limón y perejil para que no se oxiden. Luego limpiamos los ajos quitando la última "capa". 





Segundo. Comenzamos a sofreir la alcachofa, a fuego lento. No hay prisa. Aprovechamos para hacer otras cosas. Una vez  la alcachofa esté medio hecha, añadimos los ajetes cortaditos. Seguimos esperando. No hay prisa.

Hay que escurrirla bien antes de echarla al aceite

Los ajetes le dan un gran sabor al plato
Tercero. Cuando veamos que la verdura ya está casi en su punto, añadimos las gambas, que ya se habrán descongelado del todo y unos taquitos de jamón que habían por la nevera desde hace unos días dando vueltas. En unos pocos minutos y un par de "meneos" ya tenemos el plato preparado. Sencillo y a la vez exquisito.


Como siempre, mejor el sabor que el aspecto
Bueno, ahora que ya han pasado las fiestas, a ver si os animáis y comenzáis a cocinar, que no es tan difícil. Después de lo que habréis comido por ahí, de caseta en caseta, algo natural y con verdurita os sentará genial.

Hasta la próxima.