¿Qué pasa con las cabezas del pulpo? Esta pregunta parece una tontería y, efectivamente lo es. Aunque si nos paramos a pensar nadie ha sido capaz de responderla. Cuando vais a un bar y pedís pulpo a la gallega ¿os ponen la cabeza?. Verdad que no. Y entonces, qué se hace con ella. Imaginad los miles y miles de raciones de pulpo a la gallega que se sirven en España en un día: raciones, tapas o platos con las patas del cefalópodo cortaditas con su pimentón un poco de sal y su chorro de aceite. Pero entonces, dónde están las cabezas, ¿existe un mercado negro? ¿desaparece al hervirla?, ¿simplemente se separa y se tira?, ¿se aprovecha para otros platos?, ¿se utiliza en cosmética?, ... sea como sea, vamos a averiguarlo, porque sólo faltaría que fuera un manjar y nos lo estuviéramos perdiendo.
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| Menudo cabezón, como para tirarlo |
El misterio que ya ha sido desvelado es el de las patas de los pollos. Desde hace años la Unión Europea ha prohibido su venta en Europa, y eso que para muchos era un producto que tenía la condición de delicatessen. Con este medida, si alguien quiere comerlas tendrá que cuidar sus propios pollos o gallinas y después matarlos sin que se entere la Merkel. Pero ojo, que nadie vaya a pensar que tiran a la basura y punto. ¡Error!. Se congelan y se envían a China, sí a China donde están consideradas una auténtica exquisitez. Sólo un dato, al año allí se consumen nada más y nada menos que 500.000 toneladas. Preocupante, no el número, sino que si son malas para los europeos, ¿por qué son buenas para los chinos? ¿Nos vuelven a engañar a nosotros, o engañamos nosotros?
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| Qué monas, todas envasaditas |
Una receta que no tiene ningún misterio es la que hoy vamos a preparar: un salteado de gambas con ajetes y alcachofas. Lo simple es bello.
Ingredientes: Gambas peladas congeladas (hay que descongelarlas evidentemente), cuatro alcachofas (si son tres no pasa nada), ajetes (ajos tiernos) y un poquito de jamón.
Primero. Limpiamos las alcachofas, las cortamos y las ponemos en un bol con agua, limón y perejil para que no se oxiden. Luego limpiamos los ajos quitando la última "capa".
Segundo. Comenzamos a sofreir la alcachofa, a fuego lento. No hay prisa. Aprovechamos para hacer otras cosas. Una vez la alcachofa esté medio hecha, añadimos los ajetes cortaditos. Seguimos esperando. No hay prisa.
| Hay que escurrirla bien antes de echarla al aceite |
| Los ajetes le dan un gran sabor al plato |
Tercero. Cuando veamos que la verdura ya está casi en su punto, añadimos las gambas, que ya se habrán descongelado del todo y unos taquitos de jamón que habían por la nevera desde hace unos días dando vueltas. En unos pocos minutos y un par de "meneos" ya tenemos el plato preparado. Sencillo y a la vez exquisito.
| Como siempre, mejor el sabor que el aspecto |
Bueno, ahora que ya han pasado las fiestas, a ver si os animáis y comenzáis a cocinar, que no es tan difícil. Después de lo que habréis comido por ahí, de caseta en caseta, algo natural y con verdurita os sentará genial.
Hasta la próxima.


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