¡Por fin una ley coherente!, lástima que no sea en España. En Londres están a punto de aprobar una ley que regule el tema de las propinas en los restaurantes debido a la gran confusión reinante sobre el tema que llegaba a "marear" a los clientes. Estos no sabían si las propinas estaban incluidas en la factura, qué cantidad había que dejar, si iba directamente para el camarero, si se podían pagar con la tarjeta... Además los camareros se quejaban de que no siempre les llegaba a ellos pues muchos de sus jefes eran unos auténticos jetas que se quedaban con el dinero, sobretodo cuando el cliente las pagaba con tarjeta. Pues bien, para facilitar las cosas a los turistas, cada vez más numerosos, el gobierno local se ha puesto serio y legislará los porcentajes y las formas de pago. Así todos contentos.
No estaría de más que en España también se tomaran medidas en la restauración encaminadas a hacer las cosas más fáciles a los clientes.Ya está bien de los abusos y timos camuflados. Que si el pan te lo cobran a precio de oro y a lo mejor ni lo has pedido, que en los menús la bebida no está incluida y luego te pegan el sablazo (ejemplo: "Cocina para novatos" ha sido testigo en un local de Barcelona en el que el menú era de 14 euros. Al ir a pagar, la cuenta subía a 18,5 y es que una agua, sí una agua mineral de 33 cc, valía nada más y nada menos que 4,5 euros. Ni que la hubieran traído corriendo desde los Alpes. Cierto es que en la carta del menú no aparecía la bebida incluida, pero de ahí a ese precio es sencillamente un robo)... Y luego qué decir de lo que hemos comentado en tantas ocasiones: los tamaños. Sí señores y señoras, el tamaño sí que importa. Qué es una tapa, que es una media ración, qué es un plato, qué es para compartir,... y en la cerveza no digamos: tubo, caña, jarra, balón, copa, flauta, cáliz... Cuando pedimos necesitamos saber qué nos van a servir. Debería estar reglamentado que en las cartas, sin necesidad de preguntar, se pudiera "visualizar" qué cantidad nos van a servir (no es preciso contar los berberechos) pero sí saber más o menos cómo será la ración de completa. Somos pesados, pero algún día lo conseguiremos. Mientras este día llega vamos a seguir haciendo trabajo de investigación.
Donde no hay secreto ni mentira posible es en el plato que vamos a preparar, un salteado en el que es imposible saber cuál es el ingrediente estrella: ¿la sepia, los ajos, la alcachofa, el jamón?
Falta el jamón, no lo busquéis |
Primero. Limpiar y preparar los ingredientes. La alcachofa la cortamos en trozos muy finos y la ponemos con agua y limón para que no se haga negra. A los ajos tiernos les quitamos la piel de fuera y los cortamos en trocitos. El jamón, a taquitos. Las sepias son pequeñas; no las cortamos, sólo las limpiamos.
Segundo. En una sartén ponemos un poco de aceite. Cuando esté caliente añadimos las sepias. Lo lógico hubiera sido freir primero la alcachofa, pero en este caso como las sepias son congeladas sabíamos que iban a "echar" mucha agua, por eso las freímos primero y les quitamos el agua. Cuando ya sólo quede sepia y estén casi medio cocinadas, las retiramos y reservamos.
Se puede ver la espuma que están "echando" |
Reservamos para añadir después |
Tercero. En la misma sartén, añadimos otra vez aceite y agregamos las alcachofas. Unos minutos (bastantes) y podemos poner los ajetes, otros minutos y el jamón, otros minutos y la sepia.
Cuarto. El toque especial: un chorrito de vinagre de Módena, unos meneos, salteos y a servir. Espectacular y fácil de cocinar.
Es opcional, pero le da un punto |
El perejil y el aceite están de adorno |
Probad, de verdad, está estupendo.
Hasta la próxima.
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