¡Qué atrocidad! Amigos, ante todo comunicaros que "Cocina para novatos" ha vuelto de realizar un nuevo trabajo de campo en busca de recetas diferentes, en esta ocasión por Flandes donde hemos sido testigos, una vez más, de cómo se maltrata culinariamente a los turistas. NO HAY DERECHO. Evidentemente todos sabemos que los precios van a ser más elevados allí donde radiquen los mayores atractivos turísticos. Hasta ahí correcto y asumible, pero lo que ya no es de recibo en ninguna parte del mundo es que las ciudades, los países, hayan perdido su identidad culinaria, su personalidad. Excepto algún plato típico "explotado" y desvirtuado hasta lo infinito (el ejemplo más claro es el de la paella en España), el resto de comidas que se ofrecen en cualquier ciudad-turística son idénticas. Las franquicias y el resto de restaurantes parece que hayan copiado sus "cartas". Ya está bien. Está claro que alguno pensará que es porque no hemos buscado mejor, puede ser, es cierto que en toda gran ciudad habrá restauradores de primer nivel que servirá otro tipo de comida pero "Cocina para novatos" no está pensada para los que pueden gastarse 250 euros en una comida.
Tampoco ayudan nada las referencias y consejos gastronómicos publicados en las guías turísticas, páginas web y blogs de viajes. A veces porque unas se copian de otras y repiten al pie de la letra los mismos textos, y otras porque se nota demasiado que están "esponsorizadas". Como ejemplo os pondremos un caso real: De todos es conocido el "amor" que tienen los belgas a los mejillones y a las patatas fritas, (lo de las patatas es para que se lo miren, pero bueno, cada uno que haga con su cuerpo lo que quiera), pero no se sabe por qué en unos blogs y en varias páginas de viajes aparece que en Bruselas es muy popular y famoso un bocadillo llamado "mitraillette" y además en varios coincidían en señalar un bar-restaurante-frituría como el mejor en la especialidad. ¡Pues a probarlo!. Gran error. Metralleta no, bomba atómica. Vaya monstruosidad: un bocadillo de casi media barra de pan, pan, con ensalada, salsas variadas, trozos de carne (aún no hemos descubierto de qué animal procedía pero estaba malísima), patatas fritas y más salsas. En primer lugar decir que el concepto ya va contra-natura. ¿Qué pintan unas patatas fritas dentro de un bocadillo?. En segundo lugar destacar las limitaciones del cuerpo humano para comer ese engendro, ¿en qué boca cabe eso?, en tercer lugar qué persona tiene la habilidad suficiente para comer eso sin que se el pan se desmonte por un lado las patatas se vayan a la mesa, las salsas suban por nuestra manga... y por último ¿de qué era la carne?. Os dejo una foto cuando nos lo sirvieron. No pudimos hacer foto después de la destroza pues teníamos las manos totalmente "pringados" de mayonesa y ketchup y no nos atrevimos a coger la cámara.
Donde no hay problema, ni miedo, es en la carne que hoy vamos a preparar: unas costillas de cerdo a la miel que están geniales. El nombre puede espantar a los que seáis muy novatos, pero tranquilos, es una receta súper fácil de elaborar que os va a dejar muy satisfechos.
Ingredientes: Costilla de cerdo, ketchup, ajo en polvo, pimienta, romero, salsa de soja y miel (una normalita).
¿Quién adivina de que supermercado son? |
La costilla la hemos partido en dos trozos para que cupiera bien en el bol donde va a macerar |
Primero. Prepararemos la mezcla con la que "untaremos" la carne. Para eso en un bol mezclamos una cucharada grande de ketchup, una cucharadita de ajo en polvo, un poco de pimienta, dos cucharaditas de romero, unas dos cucharadas de salsa de soja (a vuestro gusto), y dos buenas cucharadas de miel. Se remueve todo. Debe quedar como una pastita.
Segundo. Con un pincel o con lo que tengáis más a mano embadurnáis toda la carne por todos los lados, la ponéis en un recipiente, la tapáis con un papel film (a poder ser) y directa al frigorífico para que macere. El tiempo ideal es unas 24 horas pero si es menos tampoco pasa nada.
La carne "pintada" |
Tapada con un film y a la nevera |
Aprovechamos para "repintar" la carne |
Cuarto. Han pasado los 45 minutos. Damos la vuelta a la carne (es mejor que primero esté boca bajo). Volvemos a "pintarla" con el jugo que ha soltado y de nuevo al horno. Id mirando de cuando en cuando, pero estará por la media hora nás y ya está.
Como siempre, las fotos no hacen justicia al sabor y la calidad del plato. Magnífico. Eso sí, contundente. A los comensales les gusta la carne bien hecha por eso está como quemada por arriba. Que la foto no os engañe. Estaba magnífica y más acompañada con unas patatitas.
Novatos: Atreveos que no es nada complicado. Si tenéis invitados quedaréis como señores.
Hasta la próxima.
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