Bienvenidos a mi cocina. El otro día me piqué con mi madre para ver quién hacía los tigres más buenos. Por supuesto que gané yo con una receta que vi en Internet y que fui adaptando sobre la marcha a mi gusto. Os la paso a ver si os gusta.
Para darles más sabor a marisco lo primero que hice fue un caldito con unas pieles de gambas. Nada del otro mundo. Cuando esté hecho lo colamos y lo reservamos (es decir lo dejamos al lado). La molla de la gamba la guardamos para añadirla a la masa de la bechamel.
Las pieles de gambas hirviendo |
Una vez limpios los mejillones, (cosa que junto con limpiar luego los cacharros es lo más desagradable de la receta, por lo que es conveniente que alguien te "ayude") los ponemos a hervir con unos granos de pimienta, limón, laurel y un chorrito de vino blanco (del barato, del de un euro la botella, como mucho).
Las pieles de las gambas y los mejillones |
Cuando ya se han abierto los mejillones y una vez fríos (no tener prisa que te puedes quemar), se separa la carne del mejillón de las conchas. Las más bonitas las apartamos para utilizarlas más tarde. El caldo también lo reservamos.
En estos momentos es cuando empiezas a dudar de que la receta te salga bien, porque ves que los mejillones abultan muy poco. No hay problema. Luego con la harina, el caldo, la cebolla y las gambas hay de sobra.
Comienzan los trabajos manuales: cortar en trocitos los mejillones (en este caso también las gambas) y la cebolla. Depende de lo "mirados" que sean los comensales sería conveniente también quitar los pelos y las tripas de los mejillones (a gusto de cada uno).
Cortando las gambas y los mejillones |
Ya tenemos todos los ingredientes preparados. Ahora empieza lo bueno:
Primero: Sofreir la cebolla. Hay gente que dice que con mantequilla, pero yo uso aceite de oliva y no pasa nada.
Empezamos realmente a trabajar |
Segundo: Cuando la cebolla está casi hecha (los que se hacen pasar por listillos dicen pochada), pongo las gambas troceadas para que se sofrían un momento. Después añado un par de cucharadas de harina y remuevo durante un minuto (a ojo). La harina, si no eres un purista y seguro que no lo eres porque si lo fueras no estarías leyendo este blog, de la que tengáis por casa. En esta ocasión utilicé Maicena.
Tercero: Ya vemos que la harina empieza a cambiar de color. Es el momento de ir añadiendo el caldo que tenemos mezclado, acordaos: el de las pieles de las gambas y el de los mejillones. Ahora sólo queda armarse de paciencia y dar vueltas y vueltas y vueltas.
Cuarto: Yo ya pondría los mejillones troceados. Y por supuesto, más vueltas y vueltas, añadiendo caldo cuando haga falta, y si te pasas y parece demasiado caldoso, pues un poco más de harina, PERO, OJO, ahora sí no vas con cuidado con la harina se pueden hacer grumos y eso te puede hacer quedar fatal. Todo tu trabajo quedará en nada y serás el hazmereir de toda tu familia y amigos.
Quinto: Cuando ya estés cansado, ya hayas cambiado de mano, de postura de utensilio y no puedas más, lo dejas, no tengas vergüenza: todo el mundo se cansa. Pones la masa en un planto o fuente y que enfríe.
Sexto: Si tienes paciencia dejas enfriar en la nevera la masa y preparas los tigres al día siguiente. Como este no es el caso ahora toca montarlos y freírlos. Depende de la habilidad de cada uno pero si la masa esta compacta (de ahí que es mejor de un día para otro) es muy fácil. Te ayudas con una cuchara y no hay ningún problema.
Séptimo: Los pasamos por huevo, pan rallado y al aceite caliente. Como es lógico, si es de oliva mejor que si es de semillas, pero tampoco pasa nada. De las dos maneras están buenísimos. Y este es el resultado final:
Tercero: Ya vemos que la harina empieza a cambiar de color. Es el momento de ir añadiendo el caldo que tenemos mezclado, acordaos: el de las pieles de las gambas y el de los mejillones. Ahora sólo queda armarse de paciencia y dar vueltas y vueltas y vueltas.
Aquí ya están incorporados los mejillones |
Cuarto: Yo ya pondría los mejillones troceados. Y por supuesto, más vueltas y vueltas, añadiendo caldo cuando haga falta, y si te pasas y parece demasiado caldoso, pues un poco más de harina, PERO, OJO, ahora sí no vas con cuidado con la harina se pueden hacer grumos y eso te puede hacer quedar fatal. Todo tu trabajo quedará en nada y serás el hazmereir de toda tu familia y amigos.
Quinto: Cuando ya estés cansado, ya hayas cambiado de mano, de postura de utensilio y no puedas más, lo dejas, no tengas vergüenza: todo el mundo se cansa. Pones la masa en un planto o fuente y que enfríe.
Así ya me lo comería |
Sólo falta rebozarlos y freirlos |
Séptimo: Los pasamos por huevo, pan rallado y al aceite caliente. Como es lógico, si es de oliva mejor que si es de semillas, pero tampoco pasa nada. De las dos maneras están buenísimos. Y este es el resultado final:
¡A comer! |
Para "potenciar" el sabor se deben acompañar de una cerveza bien fría.
Ya sabéis. Es una receta que no tiene ninguna dificultad y te puede hacer quedar bien delante de todo el mundo.
ADEU
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