Lo nunca visto. Que en el mundo de la hostelería hay gente para todo es algo que tenemos asumido. Mejores o peores cocineros, atentos o más descuidados, en fin cada uno hace lo que puede, pero los que realmente nos molestan son los guarros. Sí, los que no respetan las más elementales normas de higiene. Hemos llegado a tal punto de dejadez que asumimos que no nos limpien la mesas, que los servicios de los bares y restaurantes no cumplan las más mínimas condiciones, (ya nos llama la atención que estén limpios). Por si fuera poco varios programas de televisión nos han mostrado cocinas "por dentro" que quitan el hambre. Si todavía existieran los rombos en televisión, estos programas merecerían tres o cuatro.
"Cocina para novatos" ha sido testigo de escenas dantescas que no hacen ningún bien al ramo de la hostelería. Un ejemplo: el dueño de un bar, tras marcharse dos clientes que habían consumido un par de horchatas, recogió las pajitas, las puso bajo el chorro del grifo y las volvió a poner dentro del recipiente. Sin palabras. En otra ocasión en otro bar, el encargado estaba fregando unos vasos, en ese momento un cliente le preguntó si la tortilla estaba caliente, pues bien el hombre no tuvo otra ocurrencia para comprobarlo que poner encima toda la palma de la mano mojada. Ni que decir tiene que el cliente pidió otra cosa. Si esto es lo que algunos hacen de cara al cliente qué harán cuando no los veamos. Hacen falta profesionales de verdad, la hostelería es un sector en el que cada día se nota más que la formación es fundamental. Muchos se piensan que llevar un bar es fácil. ERROR. A pesar de todo seguimos yendo a los bares a diario. ¿Qué haríamos si además nos trataran bien, nos ofrecieran unos buenos productos y todo estuviera limpio?. A lo mejor no volvíamos a casa.
Para no irse de casa es el plato que hoy os proponemos. Novatos, a quién no le gustan las patatas fritas acompañadas con un huevo frito. Pues bien hoy las vamos a preparar con cebolla y pimiento verde, lo que algunos llaman patatas panadera.
Ingredientes: Patatas, cebolla y pimiento verde. El plato lo acompañamos con un huevo frito, unos trozos de carne y una morcilla. Espectacular.
Primero. Cortamos la cebolla y el pimiento verde en trozos ni muy grande ni muy pequeños. Las patatas de tampoco muy finas, no se trata de hacer papas.
Segundo. Ponemos a calentar el aceite. Si tenéis de oliva muchísimo mejor, la diferencia en este plato sí que se nota. Pero bueno, si utilizáis otro tampoco pasa nada. Todo depende de la economía y de las ganas que tengáis de bajar al súper. Primero pondremos las patatas y luego de unos minutos la cebolla y el pimiento.
El aceite de oliva tiene bonito hasta el color |
Dejamos que el fuego (la vitro) haga su trabajo |
El jamón le pega a todos los platos |
Un volteo y ya tenemos el plato preparado |
Cuarto. Escurrimos como podemos el aceite y ya está. Ahora preparamos el huevo y la carne. Y a la mesa.
Lástima que no podáis probarlas |
El comensal no pudo esperar a la foto |
La carne, al gusto |
Bueno probad y veréis. Es otra forma de comer las patatas fritas. Como habéis comprobado no tienen nada que ver con las patatas fritas que nos sirven en los burguers.
Hasta la próxima
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