¡Qué asco! No penséis que somos como Van Gaal: "siempre negativos". No, ni mucho menos, pero nos negamos a aceptar, ni tan siquiera vamos perder un segundo en escuchar a estos pseudo-científicos-economicistas-cocineros que afirman que una de las soluciones para acabar con el hambre en el mundo está en la cría de ratas para su consumo humano. Hasta aquí hemos llegado. Una cosa es que por necesidades extremas de supervivencia uno se vea obligado a hincar el diente a un roedor y otra cosa muy distinta es planificar su producción con vistas a salvar a una gran parte de la población del planeta. Está claro que las ratas se reproducen a lo bestia y que su carne no tiene por qué ser mala. ¿Pero no hay otro modo de conseguir que toda la gente pueda comer?. Pónganse a pensar. "Cocina para novatos" les da una idea: Se expropia todo el dinero que hay en los paraísos fiscales, con estos fondos se investiga y se llevan a cabo proyectos por todo el mundo para explotar la tierra de forma ordenada de modo que pueda producir más y esta producción se distribuya mucho mejor. Ya está solucionado. Y no hace falta que se fabriquen granjas de ratas. Sólo de pensarlo se nos remueve el estómago. Aunque pensándolo bien, qué es mejor, un estofado de rata o una tortilla de grillos. Al final acabaremos todos vegetarianos.
Viernes. Toca pasta. Vamos a preparar unos macarrones a la marinera. La gracia del plato está evidentemente en la salsa de tomate y marisco.
Ingredientes. Calamar, mejillones, gambas peladas, cebolla, macarrones y tomates naturales. Sin que sirva de precedente en esta ocasión no usaremos el tomate triturado de bote. Igual se puede, que nadie se asuste.
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Las gambas parecen más grandes por un efecto óptico |
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El tomate está maduro |
Primero. En una cazuela sofreímos la cebolla cortada a trozos pequeños. Mientras está al fuego preparamos el tomate para ello los partimos por la mitad, les quitamos las pepitas y los rallamos. Cuando la cebolla esté casi transparente añadimos el calamar también troceado.
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Con la cebolla no hay que tener prisa |
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El calamar cogerá el punto en un par de minutos |
Segundo. Que no se nos olvide. En otra cazuela herviremos la pasta siguiendo las indicaciones del fabricante. Que no se pase o quedará una pasta pastosa.
Tercero. Añadimos a la cazuela de los calamares el tomate rayado. Dejamos unos minutos al fuego y echamos los mejillones. Cuando empiecen a abrirse ponemos las gambas (deben estar descongeladas y con el menor agua posible). Un par de vueltas, unos minutos al fuego y ya está echo lo difícil.
Cuarto. Servimos el plato. Sobre la pasta cocida añadimos la salsa marinera, procurando que a todos los comensales les toquen gambas y mejillones. Un poco de perejil picado u orégano y ya tenemos el plato preparado.
Como es habitual en este blog, el apetito ha ganado a la fotografía. De nuevo se nos ha olvidado inmortalizar el plato listo para servir a la mesa. Que se le va a hacer. Otro día será.
Hasta la próxima
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