¡Que los prohiban ya! Cada vez son menos, pero todavía están entre nosotros. No, no estamos hablando de animales en peligro de extinción, sino del vaso de tubo, esa atrocidad de cristal solamente superada por su versión de plástico. Un vaso que en un principio sólo se utilizaba para cubatas pero que poco a poco fue ganando terreno al resto de cristalería pasando a emplearse para servir cervezas, agua, sangría, whiskis... Parece ser que de lo poco que se salvó fue el coñac y el vino. Pero como dice el refrán, el tiempo pone a cada uno en su lugar.
Esperemos que pronto formen parte del pasado y que sólo recordemos lo complicado que era beber sin que el hielo te cayera de golpe sobre los dientes, o cómo había que ingeniárselas para desplazarse con un par de estos vasos y los dos refrescos por entre la multitud sorbiendo unos traguitos para no "perder nada". Además cuando se juntaba el vaso de tubo con esos hielos que parecían icebergs (ríete del calentamiento global y el deshielo de los polos) esos cubitos que el propio camarero tenía que "ayudar" a entrar en el vaso con las pinzas, era imposible que los primeros tragos no estuvieran demasiado fuertes y los últimos demasiado aguados. Todo eran pegas y sin embargo persistieron años y años, e incluso siguen en algunos pubs y todo ello porque al dueño del establecimiento le era mucho más cómodo a la hora de almacenarlos y de limpiarlos en el lavavajillas. Ya está bien, hay que mirar más por el cliente y por la calidad del producto ofrecido. Una simple cerveza no tiene el mismo sabor en un vaso de tubo que en una copa. No sabemos por qué, pero es así.
Por primera vez en la vida de este blog, vamos a reciclar. En esta primera ocasión haremos una tortilla de patatas con unas patatas y cebolla que hicimos al horno para acompañar un pescado y nos sobró.
Ingredientes: Huevos (el número dependerá de la cantidad de patata que os haya sobrado o si tenéis mucha o poca hambre) y las patatas a reciclar.
El tomate y el aceite lo retiramos |
Primero. Separamos el tomate y nos las ingeniamos para quitar la mayor cantidad posible de aceite y jugos. Picamos un poco la patata y la cebolla para que no queden trozos muy grandes y la sofreímos un poco.
La patata debe quedar algo así |
Con un poco de aceite es suficiente |
En unos pocos minutos "cogerá" el punto |
Segundo. Batimos los huevos. Al mismo plato en el que hemos batido los huevos, y con los huevos dentro, añadimos la patata. Removemos un poco y de vuelta a la sartén.
La gracia está en darle la vuelta |
Si buscáis una tortilla grande deberéis utilizar un bol |
Tercero. La única dificultad está en dar la vuelta a la tortilla, pero si os ayudáis de una tapa, o de un plato, no es tan difícil. Unos pocos, muy pocos minutos, para que el huevo cuaje y ya está. Además, como es para vosotros y nadie vendrá a juzgaros, ¿qué más da si la primera vez no os sale perfecta?. El sabor y la textura es lo que importa.
Aquí está la tortilla de patata reciclada |
Si tenéis la oportunidad, probad. El sabor no es como el de la tortilla española de toda la vida, la que os habrá hecho una y mil veces vuestra madre (seguro que es la mejor, la tortilla, no la madre) pero está realmente sabrosa.
Hasta la próxima.
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