domingo, 1 de noviembre de 2015

Solomillo al whisky

INSECTOS. Ni hablar. "Cocina para novatos" se rebela contra la corriente científico-culinaria-economicista que pretende introducir en la dieta española el consumo de insectos. No, no y no. Señores, pero ¿por quién nos han tomado?, ¿por osos hormigueros, por concursantes de "la isla de los famosos"?. Desde el más absoluto y sincero respeto a las demás culturas que los consumen en su dieta habitual: Aquí no, no y no.

Una cosa es probarlos (quien tenga estómago) para conocer las diferencias entre el sabor de la cucaracha y el del saltamontes, o qué ver qué pega mejor con el arroz unos grillos o unas larvas. Pero de ahí a introducirlos masivamente en nuestra cocina hay un camino largo por recorrer en el que no valen los atajos ni las mentiras. 

El problema de la carestía, o mejor dicho, de la mala distribución de los alimentos es debido principalmente a la incompetencia de los organismos oficiales y a la "voracidad" de las multinacionales del sector, y esto no se soluciona promoviendo el consumo de insectos. Es algo que cualquier persona que tenga dos dedos de frente debe entender. 

"Cocina para novatos" puede ser acusada de anticuada, SE ACEPTA, pero es que no nos imaginamos una paella con saltamontes en vez de gambas. Reconociendo que muchísima gente también tenga asco de los caracoles, los callos, la "sangueta" (con cebolla gran manjar)..., para nosotros hay un límite, y ese son, hoy por hoy, los insectos.

Bueno menos tonterías y vamos a la receta. Solomillo de cerdo al whisky (imagínense por un momento un solomillo de cucaracha. Sin palabras).  De solomillo al whisky encontraréis miles de recetas en internet, la que vamos a comentar es una adaptación muy libre de una tapa que probamos en Sevilla y nos encantó.


Los ingredientes principales que utilizaremos son el solomillo de cerdo, cebolla y whisky. En esta ocasión y sin que sirva de precedente, el solomillo lo hemos comprado en un puesto del Mercado Central. Será manía o será verdad, pero nos gusta más que el de nuestro súper habitual. El día anterior lo hemos puesto a macerar con unas hierbas, sal y ajos. Realmente no sabemos si esto vale para algo, pero como tanta gente lo dice será por algo.



La carne antes  y después de macerar. 

Primero: Freímos la carne en la cazuela a fuego fuerte. Unas vueltas y ya está. Dicen los entendidos que es para que la carne se selle y no salgan los jugos- Pues vale, si lo dicen los que saben de esto, les haremos caso (en algo hay que seguir el guión).


Con esta carne y que después no salga bueno debería
estar castigado por Ley

Segundo: Sacamos la carne del fuego y la reservamos (se llama fuego pero en realidad es una vitro, igual que cuando se dice tirar de la cadena ¿qué cadena?). En el mismo aceite ponemos la cebolla a sofreir. Que se tome su tiempo.


Parece que haya mucha, pero al final queda en nada

Tercero:  Vamos con el whisky. Dilema: uno bueno o uno malo. En verdad no hay debate: El más barato. Si sois de los afortunados que tenéis trabajo y además recibís una caja por Navidad  y en ella hay una botella de whisky, debéis saber que esa botella ha sido puesta ahí únicamente con la finalidad de ser utilizada para esta receta u otras similares. Cuando consideréis que la cebolla ya está hecha, añadís la carne y el whisky. En un par de minutos se habrá evaporado el alcohol.


Un poco más de medio vaso grande
La carne, la cebolla y el whisky

















Cuarto: En los dos minutos que esté el whisky evaporándose, prepararemos en un vaso una disolución (mezcla) de caldo con harina (una cucharada) y en el caso de que no tengáis caldo a mano que evidentemente será lo más habitual, mezclamos un vaso de agua con la harina y media pastilla de caldo concentrado. Lo echamos a la cazuela y a esperar entre 20 minutos y media hora. El tiempo dependerá del hambre que tengáis. Y ya está.


Que pase el tiempo, y a por el pan

De acompañamiento le pega muchísimo las patatas fritas y el huevo. En esta ocasión en vez de hacer un huevo frito os proponemos que probéis el poché. Es muy fácil, pones un papel film en un cacharrito, unas gotas de aceite y el huevo. Para cerrar el paquetito deberías utilizar un trozo del papel film, pero os aconsejo que lo hagáis con una de las pinzas de cocina para cerrar bolsas y de ahí, al agua hirviendo. Más cómodo, imposible.


















Bueno esperamos que os guste. Y nos despedimos con un especial saludo a los últimos seguidores que se han incorporado desde Holanda. ¿También os aburrís en los Países Bajos?  ¿Que no tenéis tele?


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